La primera referencia escrita al Kilimanjaro corresponde al astrónomo griego Ptolomeo, que en el siglo II DC escribía acerca de una tierra misteriosa al Sur de lo que hoy conocemos como Somalia habitada por caníbales y con una “gran montaña nevada”. Con toda probabilidad los fenicios, que por aquel entonces ya habían rodeado el conteniente africano en sus expediciones comerciales, habían dado cuenta de la existencia de esta imponente cima.
Durante los siguientes mil años no existen referencias escritas del Kilimanjaro, a pesar de encontrarse en las proximidades de las rutas de esclavos utilizadas por los árabes en el siglo VI, siendo los comerciantes chinos del siglo XII quienes dejan nueva constancia escrita de una gran montaña al Oeste de Zanzíbar.
Entorno a 1840 los exploradores y geógrafos británicos se internan en la zona buscando las fuentes del río Nilo y como resultado de estas exploraciones se referencia nuevamente la existencia de la montaña. Este hecho quedó reflejado en la crónica de 1845 del geógrafo británico William Cooley, si bien nunca se dio demasiado crédito a un relato que situaba una cima nevada tan cerca del ecuador.
En 1847 un misionero alemán, Johannes Rebmann, recorre la cercana zona del monte Kasiagu, en Kenia, buscando un lugar donde establecer la primera misión del lugar. En este recorrido Rebmann escucha a los locales contar las historias de la gran montaña “Kilimansharo” cuya cima está por encima de las nubes y “coronada de plata” y en torno a cuyos pies vivía el temible pueblo Chagga.
A la vuelta de esta primera incursión Johannes Rebmann y su compañero de misión, Johann Ludwig Krapf, solicitan permiso del gobernador de Mombasa para realizar una expedición a la zona de los Chagga con el pretexto de establecer nuevas misiones en esos territorios. Obtenido el permiso y haciendo caso omiso de las advertencias acerca de los “espíritus de la montaña”, el 27 de abril de 1848, Rebmann parte hacia la zona y solamente dos semanas después da vista al Kilimanjaro:
Esta mañana hemos visto los Montes de Jagga más claramente que nunca, y sobre las 10 horas vi en la cima una nube blanca deslumbrante. Mi guía me dice que lo blanco que veo es sencillamente “frío”, lo que me hace entender claramente que no podía ser otro cosa más que nieve”.
En abril de 1849 las observaciones de Johannes Rebmann fueron recogidas por la Royal Geographical Society y, aunque no pudieron ser fundamentadas fehacientemente hasta años más tarde, fue el primer informe confirmado del Monte Kilimanjaro y su cima nevada.
La verificación de la existencia de nieve en el Kilimanjaro tendría lugar en 1861 y 1862 cuando el barón alemán Klaus von der Decken, acompañado por el joven botánico inglés Richard Thornton, se interna en la zona ascendiendo en el primer caso hasta los 2.500 m de altitud y en el segundo hasta los 4.300 m. Fue en este segundo ascenso cuando pudieron comprobar que se trataba, en efecto, de hielo.
Veronica dice
hola, podrias poner mas informacio sobre el autor para poder citar? por favor